Saturday, October 23, 2010

La Derecha en Chile 2 - Presencia histórica y resiliencia

Intrigado, repasé libros de historia para darme cuenta de que desde los mismísimos albores del reino vienen enfrentándose nuestros viejos amigos de las entelequias con los siempre prácticos y aterrizados derechistas.

Moderando los efectos de las erradas políticas de la corona y de los excesos místicos, neutralizando los arrebatos caudillistas que impedían organizar la república, consolidándonos como nación soberana en los conflictos externos o dando el apoyo necesario para la reorganización nacional post castrismo que rescató el país hacia un mejor destino, la derecha tiene un registro histórico de aciertos que no es comparable ni de lejos con el de ninguna otra fuerza política.

Tanto así, que de esas lecturas queda claro que sin la intervención siempre providencial de la derecha, Chile habría colapsado como unidad constitutiva del imperio hispánico y ni siquiera existiría como nación soberana.

Sin embargo, desde hace tiempo el columnista de El Mercurio, Carlos Peña, viene insistiendo en que, correteada por la historia, la derecha languidece inexorablemente camino del olvido.

Mientras desde la otra trinchera, y herido por la débil reacción opositora frente a los abusos del régimen en contra de militares, Hermógenes Pérez de Arce alega ser el último representante derechista y ha empacado para un retiro aparentemente definitivo.

Seguramente por lo muy inteligentes y doctas que son estas personas, se sienten dispensadas de aportar antecedentes para apoyar estos juicios, que colisionan tan frontalmente con nuestras vivencias.

Porque sería interesante que nos revelaran cómo un grupo tan lánguido y esmirriado mantiene tan alta representación popular en ambas cámaras, en los principales municipios y en qué se basan para extender el acta de defunción de un resucitado que, luego de muchos años sin liderar el país, hasta se ha alzado con la Presidencia de la República.

Puede ser que la propaganda contra la derecha, que lleva muchas decenas de años de trabajo constante de demolición, impulse a algunos a creer que el objetivo de eliminarla fue cumplido hace tiempo.

O que, dado su natural pacífico y no vociferante, los derechistas sean fáciles de neutralizar, llegado el caso.

Doña Michelle Bachelet se veía muy convencida de ello cuando durante la campaña que la instaló en la Presidencia nos advertía por la TV a voz en cuello: “¡Cuando la izquierda sale a la calle, la derecha tiembla!”

La actitud de estos agoreros del ocaso debería cambiar al conocer la cantidad de razones que los chilenos tienen para ser derechistas. De seguro nos tomarían más respeto si advierten que el número de los “lánguidos” es más que vigoroso y con resiliencia de sobra.

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Próximo capítulo (3 de 20): "Pragmatismo y realidad"

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