Saturday, October 23, 2010

La Derecha en Chile 3 - Pragmatismo y realidad

Aunque no soy historiador -y advertido de que entre los que saben hay desacuerdos- me atrevo a afirmar que desde los tiempos de la conquista se viene dando el enfrentamiento entre los que buscan imponer “grandes ideas” y los que se resisten a ellas cuando colisionan con la realidad concreta.

Lo que sí ha quedado muy claro es que durante los períodos en que se han impuesto los primeros invariablemente se ha frenado el desarrollo de la nación, mismo que se ha retomado con bríos cuando hemos podido desembarazarnos del peso de las entelequias [Encina describe claramente estos procesos en su Historia de Chile hasta fines del S. XIX. Pero los hechos del S. XX no contradicen en nada esta evidencia].

Como casi todos en Chile, desde la enseñanza secundaria fui sometido al machacar ideológico de profesores convencidos de que el camino del progreso pasaba por “eliminar las estructuras de explotación del hombre por el hombre”, por la necesidad de “abrir el camino al poder para la clase de los trabajadores” y otras “conquistas” que no admitían duda.

Para los jóvenes que se tragaban ese anzuelo, los llamados “costos de la revolución” (en desbarajuste y vidas) pasaban a la categoría de “inevitables” y muchos de ellos se entregaron con entusiasmo al ejercicio de darle el pasaporte para el otro mundo a quienes su deceso nos acercaba a la sociedad ideal [No hace mucho hemos visto enfrentarse por el diario a Gonzalo Rojas Sánchez y Andrés Pascal Allende, dos ex compañeros de escuela sometidos a esta desviada prédica. El clarísimo contraste entre las vidas del que no se entregó a ella y la del convertido es abrumador].

Esto bastaría para desalentar la adscripción a esta postura, pero el discurso ideológico ejerce un poderoso hechizo en algunas personas y puede transformar a un débil y pacífico muchachito en un sujeto homicida y en extremo peligroso.

Pero, como dije, pese a la enormidad y contundencia de las acciones para hacer realidad estas “ideas”, nada positivo ha surgido de su “praxis”. Al contrario el efecto ha sido siempre regresivo, dañino en grado casi irreparable y bajo la UP estuvo a punto de recularnos 50 años hacia el pasado.

Frente al panorama de esta debacle, para quien escribe fue gratificante ver al equipo de civiles de derecha que, bajo el fuego graneado del castrismo doméstico e internacional y constreñidos por autoridades militares —renuentes por antonomasia al “desorden” que traerían las libertades que se proponía— pudieron dar forma y contenido suficientes al modelo de desarrollo que puso a Chile donde está.

Aplicando la sabiduría de los tiempos se hizo lo que razonablemente cabía hacer, respetando los usos, relaciones e intereses legítimos de la realidad presente y con el criterio práctico que no compra la búsqueda de la sociedad perfecta.

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Próximo capítulo (4 de 20): "El 'centro político' no existe"

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