Monday, November 1, 2010

La Derecha en Chile 10 - Respeto por la persona

Quizá en esto radique la diferencia más grande entre derechistas e izquierdistas, porque para estos últimos los intereses y la persona misma de los individuos es demasiado a menudo sacrificable en pos de objetivos “sociales”, incluso las consideraciones personales les parecen mezquinas y desechables.

La postura derechista, por el contrario, es mucho más cauta a la hora de sacrificar esos intereses y, en consecuencia, no comparte la ciega confianza izquierdista en muchos “programas” que afectan intereses o valores del individuo.

Aunque sea difícil implementar políticas macro que no perjudiquen a los individuos en una medida no aparente para los planificadores (como por ejemplo los programas de desarraigo de pobladores irregulares que han terminado siendo una calamidad), es evidente que esta variable no molesta mucho a la gente de izquierda.

De otro modo no se explica el Transantiago, caso extremo de totalitarismo, en el que los intereses electorales del gobierno arrasaron con los intereses de las personas, con abusos que se han extendido por un tiempo asombrosamente largo sin que siquiera el nuevo gobierno pueda darle pronta solución.

Entre muchos, otro caso espeluznante fue el de la repavimentación de la Alameda (de Santiago) en plazo forzado por objetivos electorales. Se dice que al menos nueve personas murieron cruzando entre obras mal señalizadas sin que tampoco hubiera reacción conocida de la entonces oposición aún cuando el autor de esa iniciativa se paseaba ufano celebrando su “cumplimos”.

En cuanto al discurso, contrasta el vocabulario respetuoso de los derechistas cuando mencionan a alguna persona, aún cuando sea para acusarla, con los epítetos de grueso calibre que los izquierdistas reservan para sus contrarios.

Que el escupitajo que un desquiciado arrojó sobre el féretro de Pinochet haya sido “comprendido” y hasta celebrado por los líderes oficialistas es una muestra palmaria de ese desprecio por la dignidad personal.

La torpe noción de que desde la cúpula del poder se adquiere una visión superior que hace posible “pensar” lo que será bueno para todos y cada uno, despojando de crédito la visión personal e individual, parece estar en la raíz de este vicio.

Noción en extremo peligrosa porque conduce a la imposición de una visión única o estándar sobre la sociedad, como ocurre por estos días en España, donde el progresismo ha conseguido obligar a cada estudiante a conformar sus valores según las orientaciones dictadas desde el gobierno.

Esto empuja a muchos chilenos a mirar a la derecha con la esperanza de que se reponga el respeto a la persona individual, dando seguridades de que definitivamente no habrá lugar a estas experimentaciones totalitarias.

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 Próximo capítulo (11 de 20): "Respeto por la familia"

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